Por: Eivert Caridad Fernández.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas sin hechas nuevas”
2 Corintios 5:17.
En la historia moderna han ocurrido diversos eventos que para bien o para mal cambiaron y revolucionaron el mundo, y por ende nuestras vidas. Veamos algunos acontecimientos:
- La Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
- La llegada del hombre a la luna (1969)
- La caída del muro de Berlín (1989)
- La guerra del Golfo Pérsico (1990)
- La llegada de Chávez a la presidencia (sin duda alguna marcó un antes y después, para bien o para mal en nuestro país) (1998)
- El atentado a las torres gemelas (2001)
- La muerte de Osama Bin Laden (2011)
Estos eventos sin duda alguna cambiaron el rumbo de nuestra historia moderna, y también de nuestra conducta. Por ejemplo, en los Estados Unidos, después del 9/11 la vida de los americanos no fue la misma. Para los judíos, la Segunda Guerra Mundial fue un acontecimiento que acabó prácticamente con una generación. Y así sucesivamente. Lo cierto es que hay eventos que lo cambian todo.
De todos los eventos históricos que han transcurrido en estos escasos 7000 años de vida (según la Biblia), hay uno particularmente que resalta por encima de todos, y es nada más y nada menos que EL DÍA QUE CONOCIMOS AL SEÑOR JESUCRISTO.
Ese día llegó gracias a que hace más de 2000 años, Jesús vino a esta tierra a morir por nuestros pecados (Juan 3:16) , a pagar la deuda que teníamos con Dios (Col 2:15) , a darnos vida en abundancia y entregarnos una misión de vida, un propósito por cual vivir, respirar y morir (2 Tim 1:9).
ESE DÍA CAMBIO TODO…
Es una realidad que la persona que haya tenido un verdadero encuentro con Jesús, su vida jamás será la misma, pues el encuentro con el Mesías lo cambia todo. Ese encuentro marca un antes y un después en la vida de una persona. Si no me creen, miren como el Hijo de Dios cambió a un grupo de hombres del primer siglo, todos ellos llenos de problemas y fallas, y sin ningún propósito de vida, y que al conocer verdaderamente a Jesús entregaron sus vidas hasta la muerte.
Como dice Mike Yaconelli: “Jesús arruinó mi vida para darme la de Él.”
Jesús no dio una vida mejor, una vida nueva, distinta, basada en otros principios que son superiores desde todo punto de vista. Una vida menos apegada a lo terrenal y más afianzada a las cosas de arriba. Sencillamente una vida de sacrificios, pero al mismo tiempo de emoción y propósito. En pocas palabras, Jesús exterminó nuestra vida para darnos Su vida, que sin duda alguna es mucho mejor que la nuestra. Por eso es que decimos que el encuentro con Jesús lo cambia todo.
QUIENES ÉRAMOS NOSOTROS
La Biblia nos dice lo que éramos nosotros antes de conocer al Señor.
“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” Efesios 2:1-3.
Del texto anterior podemos decir lo siguiente:
- Éramos practicantes del pecado.
- Muertos en nuestros delitos y pecados (Zombies espirituales).
- Seguidores de Satanás y su sistema.
- Hijos de la ira de Dios, destinados a morir eternamente.
- Personas sin pacto, sin promesas y sin esperanzas.
Eso aplica a toda la humanidad caída.
EN QUÉ CIRCUNSTANCIAS NOS ENCONTRAMOS CON JESÚS
Antes de contestar a esta pregunta quisiera aclarar algunos puntos:
- Es Dios quien busca a las personas (Juan 15:16; Efesios 1:5; Romanos 9:16)
- Es Dios quien nos amó primero (1 Juan 4:19; Juan 6:44)
- Nadie por su propia voluntad puede buscar a Dios .Así como un ciego no puede darse la vista por sí mismo, un muerto espiritual no puede buscar a Dios (Romanos 3:11).
En ese sentido, es probable que las circunstancias de la vida, los problemas, las dificultades, los vicios, la muerte de un familiar, o cualquier situación adversa, haya sido una plataforma para encontrarnos con Jesús, pero debemos entender que quienes le hemos conocido no lo hicimos porque queríamos, lo hicimos porque Dios fue quien dio el primer paso. Jesús salió a nuestro encuentro así como salió al encuentro de Saulo camino a Damasco (Hechos 9:3-4), en el cual vemos que él no lo estaba buscando, más bien estaba era persiguiendo a los cristianos, pero el Maestro lo buscó y lo enfrentó. Desde ese día la vida de Pablo no sería la misma.
Como Pablo estábamos nosotros. Éramos enemigos de Dios, oponiéndonos a Él, pero por Su amor y Su misericordia, Jesús salió a nuestro encuentro y desde ese día nuestras vidas más nunca fue la misma.
¿QUÉ NOS ENSEÑA TODO ESTO?
- Que nosotros conocimos a Jesucristo porque Dios así lo quiso.
- Que las diversas circunstancias que pasamos antes de conocer al Señor fueron usadas por Dios para que nos encontráramos con él.
- Dios nos estaba esperando y nos salió a su encuentro.
¿En qué circunstancias te encontraste con Jesús?
QUÉ IMPACTO PRODUJO EL ENCUENTRO EN NUESTRAS VIDAS
Cómo dijimos al principio, el conocer a Jesús marca un antes y un después. Todas las personas que se encontraron con Jesús de corazón, sus vidas jamás fueron igual.
¿QUÉ PRODUCE ESE IMPACTO?
- Anhelo por Su presencia.
- Pasión por servirle.
- Ganas de anunciarles a otros lo que Dios ha hecho con nosotros.
El gran Charles Spurgeon, dice lo siguiente, en relación al impacto que Jesús hizo en su vida:
“Aquel día feliz en que encontré al Salvador y aprendí a aferrarme a Sus queridos pies, fue un día que nunca he olvidado…Escuché la Palabra de Dios y ese precioso texto me llevó a la cruz de Cristo. Puedo testificar que la alegría de ese día fue absolutamente indescriptible. Podría haber saltado, podría haber danzado; no había expresión, por fanática que fuera, que hubiese estado fuera de lugar con la alegría de esa hora. Desde entonces han transcurrido muchos días de experiencia cristiana, pero nunca ha habido uno que haya estado tan lleno de regocijo, de efervescente delicia, como ese primer día” (1)
Sin duda alguna, el día que cambió mi historia fue el día que Jesús vino a mi vida. Y tú, ¿Te has encontrado con Jesús? ¿Es tu vida la misma después de haberle conocido? ¿Has cambiado?
Es hora de pensar…
Nota:
(1) Biografía de Spurgeon de Arnold Dallimore (Moody Press, 1984), p.18-20